REFUGIADOS Y OTRAS POBLACIONES DESPLAZADAS POR LA FUERZA Editor Senior: Sandra V. Rozo 1 Co-editores: Guy Grossman 2 RESUMEN El desplazamiento forzado ha alcanzado niveles sin precedentes, con más de 120 millones de personas desplazadas a nivel mundial hasta 2024 debido a conflictos, violencia, cambio climático y violaciones de derechos humanos. Estas crisis son cada vez más prolongadas, caracterizadas por bajas tasas de retorno, lo que exige una transición de modelos de acogida financiados únicamente con ayuda humanitaria hacia estrategias financieramente sostenibles a mediano y largo plazo. Este VoxDevLit sintetiza investigaciones cuantitativas realizadas entre 2010 y 2024, centrándose en estudios que utilizan métodos experimentales o cuasi-experimentales para examinar (1) los impactos del desplazamiento forzado en las comunidades de acogida y (2) la efectividad de las políticas diseñadas para apoyar tanto a las poblaciones desplazadas por la fuerza como a la población de acogida. Los hallazgos de esta literatura indican que los flujos de desplazamiento forzado generalmente tienen efectos neutrales sobre el empleo y los salarios de la población nativa, exceptuando los trabajadores vulnerables—particularmente aquellos en el sector informal— que enfrentan un choque negativo inicial. Las inversiones en servicios de protección social inclusivos que beneficien tanto a las poblaciones desplazadas como a las comunidades de acogida pueden aliviar las presiones y fomentar la cohesión social. Adicionalmente, las transferencias monetarias mejoran el bienestar inmediato y son efectivas en el mediano plazo cuando se combinan con iniciativas que promueven la autosuficiencia económica de las poblaciones desplazadas. Por su parte, otorgar a los refugiados el derecho al trabajo ha demostrado impactos transformadores en los resultados económicos y de bienestar, al tiempo que proporciona una solución financieramente sostenible para la acogida de refugiados a mediano y largo plazo. Finalmente, abordar los desafíos de salud mental que enfrentan las poblaciones desplazadas por la fuerza es fundamental para permitirles reconstruir sus vidas en el largo plazo. Esta revisión resalta la importancia de cambiar los modelos de ayuda humanitaria por modelos de autosuficiencia, cerrando brechas en la implementación de políticas y la adaptación de las intervenciones al contexto local. 1 Grupo de Investigación en Desarrollo. Banco Mundial. Email: sandrarozo@worldbank.org. Estamos agradecidos con María José Urbina por su excelente trabajo como asistente de investigación en este proyecto. 2 Universidad de Pensilvania, Departamento de Ciencia Política ÍNDICE DE CONTENIDOS I. RESUMEN II. INTRODUCCIÓN A. Definición del Desplazamiento Forzado B. Tendencias Globales: El Crecimiento Exponencial del Desplazamiento Forzado C. Relevancia de la Política: Transición de un Enfoque Humanitario a uno de Autosuficiencia D. Objetivo de esta Revisión III. CARACTERIZACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN RECIENTE SOBRE EL DESPLAZAMIENTO FORZADO IV. EVIDENCIA ESTUDIOS DE PRIMERA GENERACIÓN: ¿CÓMO AFECTA LA MIGRACIÓN FORZADA A LAS COMUNIDADES DE ACOGIDA? A. Mercados Laborales y Crecimiento Económico: Retos a Corto Plazo, Oportunidades a Largo Plazo B. Servicios Públicos: Educación y Salud C. Impactos Políticos D. Actitudes, Percepciones y Cohesión Social E. Lecciones para los Hacedores de Políticas: Lecciones de los Estudios de Primera Generación V. EVIDENCIA ESTUDIOS DE SEGUNDA GENERACIÓN: APOYANDO A LOS MIGRANTES FORZADOS Y A LAS COMUNIDADES DE ACOGIDA A. Ayuda Humanitaria: Transferencias Monetarias B. Derecho al Trabajo e Integración en el Mercado Laboral de los Refugiados C. Abordando el Trauma: El Papel Fundamental de la Salud Mental en la Integración de los Refugiados D. Cerrando Brechas: Estrategias para Fortalecer la Cohesión Social entre Refugiados y Comunidades Anfitrionas E. Lecciones para los Hacedores de Política: Lecciones de los Estudios de la Segunda Generación VI. CONCLUSIONES Y POSIBLES LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN FUTURA REFERENCIAS Apéndice A – Alcance de la Revisión de la Literatura Apéndice B – Datos sobre Políticas Mundiales de Refugiados y Asilo I. RESUMEN El desplazamiento forzado ha alcanzado niveles sin precedentes, con más de 120 millones de personas desplazadas a nivel mundial hasta mediados de 2024. Estas crisis, impulsadas por conflictos, violencia, cambio climático y violaciones de derechos humanos, se han vuelto cada vez más prolongadas, con bajas tasas de retorno para las poblaciones desplazadas. Esta realidad resalta la necesidad de transitar de respuestas humanitarias a corto plazo hacia estrategias a largo plazo que promuevan la autosuficiencia de las poblaciones desplazadas por la fuerza. Principales hallazgos de la investigación sobre el desplazamiento forzado 1. Impactos en las comunidades de acogida: • Los flujos de población desplazada por la fuerza generalmente tienen efectos neutrales o positivos en el empleo y los salarios de los nativos, sin embargo, los trabajadores informales y otros grupos vulnerables pueden enfrentar desafíos a corto plazo. • La llegada de refugiados incrementa la actividad económica de las comunidades locales que están cerca a estas poblaciones, sin embargo, los hogares se ven afectados de manera diferente según su ocupación inicial. • Los servicios públicos, como la educación y la salud, experimentan inicialmente una sobrecarga, pero se benefician de inversiones inclusivas que apoyan tanto a las poblaciones desplazadas como a las comunidades de acogida. • Las respuestas políticas a la migración forzada varían ampliamente, desde un incremento del sentimiento anti-inmigración en algunos países desarrollados hasta una menor reacción negativa o incluso actitudes positivas hacia los migrantes forzados en países en desarrollo, donde la mejora en los servicios y los beneficios compartidos entre los desplazados y las comunidades de acogida, han sido determinantes. 2. Apoyo a los migrantes forzados: • Las transferencias monetarias proporcionan beneficios inmediatos a las poblaciones desplazadas, incluyendo un aumento en el consumo, la mejora del bienestar y la reducción del trabajo infantil, pero son más efectivas cuando se combinan con iniciativas que promueven la autosuficiencia de los migrantes forzados. • El derecho al trabajo mejora significativamente los resultados económicos y de salud mental de los refugiados, como se ha demostrado en los programas de regularización a migrantes en Colombia, los cuales han mostrado efectos adversos mínimos en las comunidades de acogida. • Abordar los desafíos de salud mental es fundamental para fomentar la resiliencia individual y permitir una integración exitosa en los mercados laborales y en las comunidades de acogida. 3. Cohesión social: • Los programas de ayuda inclusivos que benefician tanto a la población de acogida como a los refugiados son fundamentales para reducir tensiones y fomentar la confianza. Por ejemplo, los programas en Uganda y Líbano que integran apoyo para ambos grupos han logrado mejorar la cohesión social y reducir la hostilidad. • Los modelos excluyentes, que solo benefician a los refugiados, en cambio, corren el riesgo de amplificar el resentimiento y socavar la estabilidad a largo plazo. Recomendaciones de política 1. Combinar la ayuda humanitaria con soluciones a largo plazo: Integrar esfuerzos de alivio inmediato con caminos hacia la autosuficiencia, como el acceso a formación en idiomas, capacitación vocacional y acceso al mercado laboral. 2. Cerrar la brecha entre política y práctica: Asegurar que las políticas inclusivas para refugiados se implementen de manera efectiva, abordando barreras burocráticas, fortaleciendo la capacidad local e involucrando a las comunidades de acogida. 3. Invertir en salud mental y cohesión social: Desarrollar programas integrados que aborden (a) el trauma y la salud mental y (b) fomenten la confianza y la colaboración entre las poblaciones de acogida y los refugiados. 4. Adaptar las políticas al contexto local: Diseñar estrategias ajustadas a las realidades culturales, económicas e institucionales de cada país para maximizar su efectividad e inclusión. II. INTRODUCCIÓN A. Definiendo el Desplazamiento Forzado Esta revisión explora investigaciones recientes sobre el desplazamiento forzado, el cual se refiere al movimiento involuntario o coercitivo de individuos debido a circunstancias como violencia generalizada, persecución, conflicto, desastres naturales o violaciones de derechos humanos. Si bien la definición de desplazamiento forzado puede parecer clara en teoría, en la práctica distinguir entre migración voluntaria e involuntaria suele ser un desafío, ya que la línea entre ambas puede ser difusa. Los migrantes forzados se clasifican en: A. Refugiados: aquellos que han cruzado una frontera internacional y han sido reconocidos como tales por su país de asilo. B. Desplazamiento Interno (IDPs por sus siglas en inglés): quienes permanecen dentro de las fronteras de su país. C. Solicitantes de Asilo: personas que buscan protección internacional, pero cuya solicitud de estatus de refugiado aún no ha sido determinada. D. Otras Personas en Necesidad: poblaciones desplazadas por la fuerza que aún no han sido reconocidas como refugiados bajo los marcos internacionales, generalmente debido a negociaciones políticas en curso. B. Tendencias Globales: El Crecimiento Exponencial del Desplazamiento Forzado Desde que la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) comenzó a registrar datos de manera sistemática en 1951, el número de personas desplazadas por la fuerza ha crecido exponencialmente, superando los 120 millones a mediados de 2024 (Figura 1, Panel A). Lamentablemente, con la constante aparición de nuevos conflictos y los crecientes riesgos asociados al cambio climático, es probable que esta tendencia al alza continúe. En la actualidad, casi todos los continentes enfrentan crisis de migración forzada, tanto en los países de origen como en los de destino (Figura 1, Panel B). Figura 1. Evolución Global del Desplazamiento Forzado, 1951–2024 Notas: El Panel A muestra la evolución temporal de las poblaciones desplazadas por la fuerza registradas por ACNUR entre 1951 y 2024. A partir de 1993, ACNUR ha clasificado a las personas desplazadas por la fuerza en cuatro categorías: refugiados, solicitantes de asilo, otras personas necesitadas de protección y desplazados internos (IDP). El Panel B muestra los flujos migratorios entre países de origen y de acogida para los 30 países con mayor número de refugiados, solicitantes de asilo y otras personas bajo la responsabilidad de ACNUR durante el mismo período. El grosor de cada línea representa la cantidad de refugiados que migran, siendo las líneas más gruesas indicativas de flujos migratorios de mayor magnitud. C. Relevancia para la formulación de políticas: de un enfoque humanitario a uno orientado hacia la autosuficiencia Las crisis de desplazamiento forzado tienden a ser de carácter prolongado, y las personas desplazadas rara vez logran retornar a sus lugares de origen (Figura 2). Ante el crecimiento exponencial en el número de desplazados forzosos, la persistencia de estas crisis, las bajas tasas de retorno y la limitada cantidad de reasentamientos en países de altos ingresos, resulta imperativo transitar de un enfoque centrado exclusivamente en la asistencia humanitaria hacia estrategias que promuevan la autosuficiencia económica de los migrantes forzados en el mediano y largo plazo (Moya y Rozo, 2024). Esta transición es particularmente urgente si se considera que la ayuda humanitaria internacional es tanto finita como insuficiente, ya que actualmente solo cubre el 45% de los recursos necesarios para atender estas emergencias (Figura 3). La magnitud de este desafío resalta la importancia crucial de generar evidencia rigurosa sobre las intervenciones más efectivas para mejorar el bienestar tanto de los migrantes forzados como de las comunidades receptoras. Figura 2. Crisis prolongadas: Tendencias en el Retorno de Refugiados, 1951–2024 Notas: La figura muestra la proporción de retornos de refugiados entre 1964 y 2024. Se considera retornado a un refugiado o desplazado interno que ha regresado a su país o zona de origen con la intención de permanecer de manera permanente, pero que aún no se ha reintegrado plenamente en su comunidad. Fuente de datos: ACNUR (2024). Figura 3. Financiación Humanitaria y Brecha de Cobertura en las Crisis de Desplazamiento Forzado Notas: Las cifras porcentuales sobre cada barra indican la cobertura global las ayudas humanitarias registradas anualmente. Fuente: Financial Tracking Service, OCHA Services. De manera alentadora, las tendencias recientes en las políticas dirigidas a las poblaciones desplazadas por la fuerza evidencian un progreso gradual. El Dataset of World Refugee and Asylum Policies (DWRAP) 3 documenta un cambio sostenido a nivel global hacia políticas más inclusivas, evaluadas a partir de cinco dimensiones: (1) acceso, que refleja la facilidad de entrada y la seguridad del estatus legal; (2) servicios, que abarca la provisión de bienestar y asistencia pública; (3) medios de vida, que representa el derecho al trabajo y a la propiedad; (4) movilidad, que considera las restricciones a la libertad de movimiento y al confinamiento en campamentos; y (5) participación, que incluye las vías hacia la ciudadanía y el ejercicio de derechos políticos. Si bien persisten desafíos relevantes, Europa y América Latina se han consolidado como entornos particularmente favorables, demostrando que es posible avanzar de manera significativa en la formulación de políticas más inclusivas (Figura 4). Figura 4. Índice Agregado de Políticas de Asilo 3 El Apéndice B describe en detalle la fuente de estos datos y la metodología empleada para la construcción de los índices. Notas: Los datos provienen de la base de datos World Refugee and Asylum Policies (DWRAP). La figura muestra la evolución del Índice Agregado de Asilo entre 1951 y 2021, desagregada por continente. El Índice Agregado de Asilo es un índice de componentes principales que agrupa cinco dimensiones: (1) acceso, que refleja la facilidad de entrada y la seguridad del estatus legal; (2) servicios, relacionados con la provisión de servicios públicos y asistencia social; (3) medios de vida, que contempla la posibilidad de trabajar y poseer propiedades; (4) movilidad, que aborda las políticas de confinamiento en campamentos; y (5) participación, que incluye la ciudadanía y los derechos políticos. El índice varía de 0 a 1, donde valores más altos indican políticas más inclusivas. D. Objetivo de esta Revisión Esta revisión sintetiza los hallazgos de estudios publicados o difundidos como documentos de trabajo desde 2010, centrándose en los efectos del desplazamiento forzado en las comunidades de asilo y en la evaluación de políticas diseñadas para apoyar tanto a los migrantes forzados como a las comunidades receptoras. El alcance se limita a estudios cuantitativos que emplean métodos cuasi-experimentales o experimentales. Si bien esta delimitación excluye valiosos trabajos cualitativos y descriptivos, resulta necesaria para mantener la concisión y el foco analítico. Un resumen de todos los estudios incluidos en esta revisión se presenta en la Tabla del Apéndice en línea que acompaña a este documento. Detalles adicionales sobre el alcance de la revisión se describen en el Apéndice A. La revisión se estructura en cuatro secciones adicionales. La Sección II caracteriza el conjunto de investigaciones incluidas dentro del alcance de la revisión. La Sección III examina la evidencia sobre los impactos del desplazamiento forzado en las comunidades de acogida. La Sección IV explora los estudios que evalúan los efectos de las políticas orientadas a apoyar tanto a los migrantes forzados como a las comunidades receptoras. Finalmente, la Sección V presenta las principales lecciones para la política pública y propone posibles líneas de investigación futura. III. CARACTERIZACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN RECIENTE SOBRE DESPLAZAMIENTO FORZADO Nuestra revisión identificó aproximadamente 250 estudios que emplean métodos cuasi-experimentales o experimentales para analizar los efectos del desplazamiento forzado y las políticas destinadas a abordarlo. La publicación de estos trabajos ha crecido de manera exponencial entre 2010 y 2024 (Figura 4). 4 Este auge de investigaciones se alinea con varios desarrollos clave: la creciente magnitud de los flujos de migración forzada; la disponibilidad de nuevas encuestas transversales y bases de datos longitudinales que ofrecen información detallada sobre las poblaciones desplazadas por la fuerza; 5 la creación de colaboraciones institucionales, como el Joint Data Center entre el Banco Mundial y ACNUR, que ha desempeñado un papel fundamental en la financiación y difusión de investigaciones en este campo; y la creciente relevancia política de la migración forzada en Estados Unidos y Europa. Para comprender mejor estas investigaciones, clasificamos los estudios según sus metodologías empíricas, áreas temáticas y poblaciones objetivo (comunidades de acogida o poblaciones desplazadas por la fuerza). Estas clasificaciones permiten identificar varias tendencias relevantes. En primer lugar, en términos metodológicos, se observa una transición notable desde enfoques tradicionales, como el emparejamiento y las estimaciones de forma reducida, hacia técnicas más avanzadas, como metodologías de diferencias en diferencias, experimentos controlados aleatorizados 4 Incluye publicaciones formales en revistas académicas o versiones preliminares como documentos de trabajo. 5 Algunas de estas iniciativas incluyen el Estudio Panel de Refugiados Venezolanos, el Estudio de Vida de Refugiados Sirios, la Encuesta Panel de Cox’s Bazar y el Estudio Socioeconómico Longitudinal de Refugiados y Comunidades de Acogida en Kenia. (RCTs, por sus siglas en inglés) y diseños de regresión discontinua (Figura 5). Además, el uso de variables instrumentales ha mantenido una presencia destacada a lo largo del período analizado. Esta evolución refleja el creciente rigor y precisión en la evaluación de los impactos del desplazamiento y de las intervenciones de política pública. En segundo lugar, en cuanto a las temáticas abordadas, algunas áreas —como los mercados laborales— han mantenido una presencia constante. 6 Sin embargo, otras han cobrado un impulso significativo en los últimos años, incluyendo la cohesión social, la criminalidad, el bienestar, la infancia y las diferencias de género (Figura 6). Estos temas emergentes reflejan un reconocimiento más amplio de los impactos multidimensionales del desplazamiento forzado, tanto en las comunidades receptoras como en las poblaciones desplazadas. Finalmente, en relación con las poblaciones de estudio, las investigaciones iniciales se centraron en los efectos del desplazamiento forzado sobre las comunidades de acogida. No obstante, estudios más recientes examinan de manera creciente los impactos en las poblaciones desplazadas por la fuerza, así como la efectividad de las políticas diseñadas para apoyarlas (Figura 7). Clasificamos estos dos cuerpos de trabajo como estudios de primera y segunda generación, respectivamente, y abordamos sus principales hallazgos en las secciones siguientes. Figura 5. Evolución de los Métodos de Investigación en Estudios sobre Desplazamiento Forzado, 2010–2024 Panel A. Tendencia Panel B. Acumulado Notas: La figura muestra el número total de estudios publicados mensualmente entre 2010 y 2024 que emplean enfoques experimentales o cuasi-experimentales. Los métodos cuasi-experimentales incluyen Diferencias en Diferencias (DiD), Variables Instrumentales (IV), técnicas de emparejamiento, Diseños de Regresión Discontinua (RDD) y análisis de forma reducida (utilizando una variable proxy exógena). Los métodos experimentales se refieren a Ensayos Aleatorizados Controlados (RCT) y Experimentos Conjoint. 6 Algunos estudios identifican impactos en múltiples temas, por lo que lo que se clasifican bajo todas las categorías relevantes que abordan. Figura 6. Tendencias en los Temas de Investigación sobre Desplazamiento Forzado, 2010–2024 Panel A. Tendencia Panel B. Acumulado Notas: La figura muestra la distribución mensual de estudios entre 2010 y 2024, categorizados según sus temas principales. Infancia y género incluye estudios que analizan el impacto del desplazamiento forzado sobre niños y mujeres. Consumo abarca análisis sobre el consumo promedio y el gasto en alimentos. Criminalidad recoge estudios sobre tasas de criminalidad, reclutamiento en conflictos y detenciones. Desarrollo económico incluye investigaciones sobre el desempeño de empresas, creación y cierre de firmas, utilidades brutas, ventas netas, registros empresariales, desarrollo sectorial, desempeño en exportaciones e importaciones, mejoras en productividad, apertura de negocios, actividad en patentes, avances en infraestructura (por ejemplo, mejoras viales) y efectos ambientales (por ejemplo, desarrollo agrícola, deforestación) así como cambios en la densidad de luz nocturna. Educación incluye estudios sobre resultados educativos. Salud recoge efectos sobre la salud general, el acceso a servicios de salud y la salud mental. Vivienda considera precios de la vivienda, alquileres y calidad habitacional. Mercado laboral aborda la participación laboral, el empleo, los salarios, las horas trabajadas y la distinción entre trabajo formal e informal. Resultados políticos incluye participación política, cambios en el voto hacia partidos de izquierda, centro y derecha, competencia política y variaciones en el apoyo a partidos. Cohesión social examina actitudes hacia los refugiados, hacia el gobierno y la migración, exclusión social, apoyo a la redistribución, confianza, reciprocidad, altruismo, intenciones y patrones migratorios, violencia contra refugiados y crímenes xenófobos. Bienestar incluye estudios sobre tasas de pobreza, bienestar financiero y psicológico, autosuficiencia, acceso a servicios y subsidios, sistemas de protección social y calidad de vida. Algunos estudios identifican impactos en múltiples temas; estos han sido clasificados en todas las categorías relevantes que abordan. Figura 7. Enfoque Poblacional en Estudios sobre Desplazamiento Forzado: Refugiados vs. Comunidades de Acogida, 2010–2024 Panel A. Tendencia Panel B. Acumulado Notas: El Panel A muestra la distribución mensual de estudios entre 2010 y 2024, categorizados según la población objetivo (economía receptora, población receptora y refugiados). Los temas analizados con enfoque en la economía receptora incluyen criminalidad, entrada de nuevas empresas, desempeño empresarial, estructura de mercado, impacto ambiental, condiciones de vivienda, precios de alquiler y de inmuebles, densidad de luz nocturna, márgenes de producción de empresas, desempeño exportador, creación de empresas, inflación, comercio exterior, decisiones de contratación de las empresas (especialmente en relación con los refugiados), impactos fiscales, calidad empresarial y efectos sobre la inversión. También se examinan ingresos de negocios formales, productividad agrícola, deforestación, costos de transporte, riqueza de los hogares, logros educativos, crecimiento financiero sectorial, productividad total de los factores y ajustes del mercado laboral frente a choques de oferta y demanda. Los estudios centrados en la población receptora abordan temas como actitudes hacia los refugiados, resultados laborales, crímenes xenófobos, bienestar y diversificación de ingresos. Por su parte, los estudios enfocados en los refugiados incluyen temáticas como la integración, decisiones de fertilidad, participación en programas locales, empleo sectorial, tasas de pobreza y calidad de vida en general. El Panel B presenta el número total de estudios entre 2010 y 2024, categorizados según la población objetivo (economía receptora, población receptora y refugiados). IV. EVIDENCIA DE PRIMERA GENERACIÓN: ¿CÓMO LA MIGRACIÓN FORZADA AFECTA A LAS COMUNIDADES DE ACOGIDA? Esta sección examina la evidencia generada entre 2010 y 2024 sobre los efectos de la migración forzada en las comunidades de acogida, enfocándose en los mercados laborales, los servicios públicos, la dinámica política y la cohesión social. Aunque la migración forzada suele generar desafíos a corto plazo, como disrupciones en los mercados laborales y presión sobre los servicios públicos, también crea oportunidades para el crecimiento económico a largo plazo, transformaciones políticas y una mejor integración social cuando los recursos y las políticas se ajustan de manera efectiva. a. Mercados Laborales y Crecimiento Económico: Desafíos a Corto Plazo, Oportunidades a Largo Plazo La evidencia reciente sobre los efectos del desplazamiento forzado en los mercados laborales se centra, en gran medida, en cómo la llegada de refugiados afecta las variables laborales de la población nativa. Una parte sustantiva de los estudios encuentra efectos neutros en el corto plazo, especialmente sobre el empleo y los salarios de los trabajadores locales (Akgündüz et al. 2015, Peri y Yasenov 2017, Olivieri et al. 2021, Gehrsitz and Ungerer 2022, Postepska y Voloshyna 2024). Sin embargo, algunos estudios identifican pequeños efectos negativos entre grupos vulnerables, en particular entre trabajadores informales y otros migrantes que compiten directamente con los refugiados por empleos poco calificados en el sector informal (Calderon-Mejia y Ibáñez 2015, Alix-Garcia y Bartlett 2015, Bahcekapili y Cetin 2015, Borjas y Monras 2017, Ceritoglu et al. 2017, Bagir 2018, Malaeb y Wahba 2018, Clemens y Hunt 2019, Caruso et al. 2021). Estos efectos negativos suelen concentrarse entre los trabajadores poco calificados, particularmente las mujeres (Bagir 2018, Morales 2018, Aracı et al. 2022, Shamsuddin et al. 2022) y los jóvenes (Ceritoglu et al. 2017, Olivieri et al. 2021), quienes son más propensos a experimentar reducciones en las oportunidades de empleo y presiones a la baja en sus salarios. Por el contrario, los trabajadores cuyas habilidades son complementarias a las de los refugiados tienden a beneficiarse de la migración forzada, como se observa en los casos donde mejora la movilidad ocupacional o se produce un desplazamiento de la demanda laboral (Foged y Peri 2016, Fallah et al. 2019, Aracı et al. 2022, Shamsuddin et al. 2022). El impacto sobre las empresas también varía según el sector y el nivel de formalidad de las operaciones. Los trabajadores por cuenta propia y las pequeñas empresas del sector informal suelen enfrentar dificultades debido al aumento de la competencia con trabajadores refugiados (Rozo y Winkler, 2019). En contraste, las empresas formales a menudo prosperan ante la llegada de refugiados, beneficiándose de un incremento en el consumo y de menores costos laborales (Labanca, 2020; Berbée et al., 2022). Además, las inversiones y el crecimiento empresarial tienden a concentrarse en sectores que se alinean con las fortalezas económicas en los países de origen de los refugiados, así como en industrias orientadas a los servicios, como la alimentación, la hostelería y la restauración, las cuales prosperan debido al aumento de la demanda tanto de los refugiados como de las comunidades receptoras (Schuman, 2017; Altindag et al., 2020; Akgündüz et al., 2023). Este efecto dual —mayor demanda y menores costos laborales— pone de relieve la naturaleza matizada y, a menudo, sectorial de las respuestas del mercado laboral ante la migración de refugiados. De manera más general, se ha demostrado que los choques migratorios derivados de la llegada de refugiados generan efectos económicos positivos en el mediano y largo plazo (Sarvimäki, 2011; Schumann, 2017). Estos beneficios se deben, en gran parte, a la persistencia del shock poblacional, que estimula la actividad económica y contribuye al crecimiento sostenido de las comunidades receptoras. b. Servicios Públicos: Educación y Salud La congestión suele surgir en el sector educativo cuando la oferta local y los recursos públicos no logran ajustarse al aumento de la demanda generado por la migración forzada (Contreras y Gallardo, 2022; Rozo y Vargas, 2024). Estas presiones pueden generar efectos de desplazamiento, en los cuales la población nativa migra de los servicios públicos a los privados debido al hacinamiento y a la disminución de la calidad. Por ejemplo, en el ámbito educativo, diversos estudios han demostrado que la llegada de refugiados puede desplazar a estudiantes nativos hacia escuelas privadas cuando los sistemas públicos no se expanden adecuadamente (Tumen, 2019; Rozo y Vargas, 2024). Sin embargo, cuando los recursos se ajustan para responder al incremento en la demanda —mediante la expansión de la infraestructura o el aumento del financiamiento— la evidencia muestra escasos efectos adversos sobre la población nativa (Morales, 2022; Assad et al., 2023). En cuanto a los resultados en salud, la evidencia señala tanto desafíos como oportunidades asociadas a la migración forzada. Por un lado, la llegada de refugiados puede contribuir a la propagación de enfermedades prevenibles mediante vacunación si las poblaciones desplazadas quedan excluidas de los sistemas públicos de salud (Ibáñez et al., 2021). Por otro lado, la integración de refugiados y desplazados forzados en los sistemas de salud pública, particularmente a través de programas como campañas de vacunación, ha demostrado ser eficaz para mitigar estos riesgos y mejorar los resultados sanitarios generales (Muñoz Blanco y Frattini, 2024). Estos hallazgos subrayan la importancia de diseñar políticas de salud inclusivas que atiendan las necesidades tanto de la población nativa como de la desplazada, asegurando beneficios compartidos en términos de salud pública. c. Efectos Políticos La mayor parte de la evidencia sobre los efectos políticos de la migración forzada se centra en la migración de refugiados. En los países desarrollados, la evidencia muestra de manera consistente que un aumento en la llegada de refugiados conduce a un mayor apoyo a agendas anti-inmigración y a un desplazamiento de las preferencias electorales desde partidos de izquierda hacia partidos de derecha (Barone et al., 2016; Harmone, 2016; Halla et al., 2017; Dustmann et al., 2018; Edo et al., 2019; Dinas et al., 2019; Bratti et al., 2020; Campo et al., 2021; Steinmayr, 2021). Estos efectos políticos tienden a ser más pronunciados en zonas de mayor nivel socioeconómico, donde las poblaciones locales pueden percibir a los refugiados como una amenaza para la estabilidad económica o social. Sin embargo, estos efectos son menos marcados en regiones con una historia de exposición previa a olas migratorias, lo que sugiere que la familiaridad con los migrantes puede reducir la oposición (Campo et al., 2023). En los países en desarrollo, los efectos políticos de la migración forzada suelen ser más neutros o altamente dependientes del contexto (Fisunoğlu y Sert, 2018; Altindag y Kaushal, 2020). En algunos casos, la migración forzada puede generar resultados políticos positivos cuando va acompañada de un aumento en la ayuda humanitaria y mejoras en los servicios públicos que benefician tanto a los refugiados como a las comunidades receptoras (Zhou et al., 2024). Sin embargo, las dinámicas también pueden variar significativamente. Por ejemplo, en Colombia, la llegada masiva de refugiados venezolanos incrementó el apoyo a partidos de derecha, dado que la crisis migratoria hizo más visible, en el discurso público, las fallas del régimen de izquierda de Venezuela, considerándolo responsable de la crisis en su país (Rozo y Vargas, 2023). Estos hallazgos ponen de manifiesto la complejidad de los efectos políticos derivados de la migración forzada, evidenciando que las condiciones económicas locales, la exposición previa a la migración y la calidad de las intervenciones humanitarias desempeñan un papel crucial en la configuración de las respuestas políticas. d. Actitudes, Percepciones y Cohesión Social La evidencia disponible sobre los efectos sociales de la migración forzada se centra principalmente en la migración de refugiados. En términos generales, la proximidad cultural entre las comunidades de acogida y los refugiados desempeña un papel significativo en la configuración de las percepciones y actitudes hacia los migrantes. Cuando anfitriones y refugiados comparten similitudes culturales, lingüísticas o religiosas, la aceptación tiende a ser mayor, mientras que una mayor distancia cultural suele generar más resistencia (Alrababa’h et al. 2020; Barron et al. 2022). 7 No obstante, las percepciones no están únicamente determinadas por factores culturales; las expectativas sobre la integración en el mercado laboral de los refugiados y sus posibles contribuciones económicas también influyen de manera importante (Bansak et al., 2016). Las actitudes y percepciones negativas son más frecuentes entre aquellos individuos que compiten directamente con los refugiados por oportunidades económicas. Esto incluye a grupos como hombres jóvenes, personas de menores ingresos y trabajadores en ocupaciones manuales, donde la competencia en el mercado laboral suele ser más intensa (Rozo y Urbina, 2022; Aksoy, 2023). Estos sectores pueden percibir a los refugiados como una amenaza para la seguridad laboral, los salarios o el bienestar económico general, lo que puede agudizar los sentimientos negativos hacia ellos. No obstante, evidencia reciente de estudios comparativos entre países ofrece una perspectiva distinta. Un estudio que analiza la llegada de refugiados durante un período de 14 años en países de ingresos bajos y medios encuentra escasa evidencia de que los flujos masivos de refugiados generen impactos negativos significativos a corto plazo sobre las actitudes de las comunidades receptoras hacia los inmigrantes (Aksoy et al., 2022). Si bien los hallazgos son útiles, el estudio se basa en una única medida: si los encuestados consideran o no que su área es un buen lugar para que vivan los inmigrantes. Investigaciones futuras deberían ampliar este análisis incorporando preguntas adicionales sobre la aceptación de migrantes y refugiados en encuestas representativas a nivel nacional. Estos resultados enfatizan la complejidad de las actitudes de las comunidades de asilo, donde factores culturales, económicos y demográficos interactúan para moldear las respuestas frente a la llegada de refugiados. Comprender estos mediadores es fundamental para diseñar políticas que promuevan relaciones positivas entre anfitriones y refugiados y minimicen las tensiones en las comunidades receptoras. e. Principales Lecciones para los Formuladores de Políticas: Evidencia de Primera Generación La evidencia sobre los efectos del desplazamiento forzado revela diversos resultados en mercados laborales, servicios públicos, sector político y cohesión social. En los mercados laborales, la mayoría de los estudios encuentran efectos neutros en el corto plazo sobre el empleo y los salarios de la población nativa, aunque los grupos vulnerables, como trabajadores informales, mujeres y jóvenes, suelen experimentar impactos negativos leves debido a la mayor competencia. Por el contrario, los trabajadores con habilidades complementarias y las empresas formales suelen beneficiarse de la migración de refugiados mediante una mayor movilidad ocupacional, crecimiento impulsado por la demanda y reducción de los costos laborales. Los servicios públicos, como la educación y la salud, pueden experimentar presiones de congestión cuando los recursos no se ajustan al aumento de la demanda, generando efectos de desplazamiento para la población nativa. Sin embargo, la evidencia muestra que las inversiones proactivas en infraestructura y las políticas inclusivas, como la expansión de servicios de salud y campañas de vacunación, mitigan estas presiones y mejoran los resultados tanto para las comunidades anfitrionas como para las desplazadas. Políticamente, la migración de refugiados suele impulsar el apoyo a agendas anti-inmigración y partidos de derecha en países desarrollados, particularmente en regiones más 7Aunque esto es generalmente cierto, no siempre es el caso. De hecho, la violencia contra poblaciones migrantes marginadas puede ser prevalente incluso cuando las comunidades de acogida y los refugiados comparten marcadores culturales y religiosos, como ha sucedido en Sudáfrica (Kerr et al., 2019) y Colombia (Knight y Tribín, 2023). acomodadas. En contraste, los efectos políticos en países en desarrollo son más neutrales o específicos del contexto, con resultados positivos asociados al aumento de la ayuda humanitaria y la mejora de los servicios públicos. Por último, las actitudes y percepciones de las comunidades receptoras hacia los refugiados están moldeadas por factores como la proximidad cultural, la competencia económica y la exposición histórica a la migración. V. EVIDENCIA DE SEGUNDA GENERACIÓN: APOYO A LOS MIGRANTES FORZADOS Y A LAS COMUNIDADES DE ACOGIDA La evaluación de las políticas diseñadas para mejorar el bienestar de los migrantes forzados y las comunidades receptoras plantea dos preguntas fundamentales. En primer lugar, ¿qué distingue los desafíos enfrentados por los migrantes forzados de otras formas de pobreza y vulnerabilidad? En segundo lugar, ¿pueden las lecciones de los programas de protección social para otras poblaciones vulnerables aplicarse eficazmente a los migrantes forzados y a sus comunidades de acogida? Las respuestas a estas preguntas radican en las vulnerabilidades particulares de los migrantes forzados y en los retos de cohesión social que surgen en las comunidades anfitrionas tras su llegada. Los refugiados son una de las poblaciones más vulnerables a nivel global. A menudo llegan sin activos y enfrentan incertidumbre respecto a sus derechos, estatus legal y acceso a servicios sociales. Muchos han atravesado situaciones traumáticas durante su desplazamiento, lo que incrementa la prevalencia de problemas de salud mental. En las comunidades de acogida, frecuentemente enfrentan barreras lingüísticas y discriminación, lo que agrava sus dificultades. Estos desafíos particulares implican que los programas sociales pueden tener niveles de efectividad distintos en comparación con otras poblaciones vulnerables. Esta sección sintetiza los hallazgos de investigaciones centradas en políticas diseñadas para mejorar el bienestar de los migrantes forzados y promover interacciones positivas con las comunidades receptoras. El foco se mantiene en el caso de los refugiados, dado que la mayoría de la evidencia disponible se concentra en este grupo. a. Apoyo Humanitario: Transferencias Monetarias La evidencia muestra de manera consistente que las transferencias monetarias generan impactos positivos a corto plazo sobre el bienestar de los refugiados. Entre estos beneficios se encuentran el aumento del consumo y del gasto de los hogares (Hidobro, 2014; Ozler et al., 2021; Altındağ y O'Connell, 2023; Gupta et al., 2024), mejoras en las perspectivas de empleo y salarios (LoPalo, 2019; Quinn, 2024), reducción del trabajo infantil, incremento en la matrícula escolar (Lehrer, 2010; Moussa et al., 2022; Black et al., 2022; Hızıroğlu Aygün et al., 2024) y una mejora en el bienestar psicológico (Quattroci et al., 2022). La evidencia proveniente de Kenia destaca la eficacia de las transferencias monetarias incondicionales para mejorar significativamente el bienestar subjetivo (Siu et al., 2023). Además, programas de mayor duración amplifican estos beneficios, generando incrementos sostenidos en el consumo (Salti et al., 2022). Sin embargo, también se ha documentado que los efectos positivos de las transferencias tienden a desaparecer una vez que los programas concluyen (Altındağ y O’Connell, 2024). Estos hallazgos subrayan la importancia de diseñar programas humanitarios que no solo actúen como medidas de alivio temporal, sino que se integren en estrategias más amplias y sostenibles de mediano y largo plazo orientadas a lograr soluciones duraderas. Complementar las transferencias monetarias con medidas adicionales, como la integración laboral y otras iniciativas que promuevan la autosuficiencia, puede mejorar sustancialmente su efectividad y sostenibilidad. b. Derecho al Trabajo e Integración Laboral de los Refugiados Una amplia evidencia destaca los efectos positivos de la integración laboral sobre el bienestar de los refugiados. El empleo no solo proporciona estabilidad económica, sino que también es fundamental para mantener una buena salud mental entre la población refugiada (Kenley et al., 2023). Los programas que facilitan la integración laboral —como aquellos que ofrecen desarrollo de habilidades, asistencia en la búsqueda de empleo y formación en idiomas— generan beneficios sustanciales tanto para los refugiados como para sus hijos. Estos beneficios incluyen una mejor salud mental, mayores ingresos y mejores resultados educativos (Marbach et al., 2018; Hvidtfeldt et al., 2018; Sarvimaki y Hamalainen, 2016; Hainmueller et al., 2016; Battisti et al., 2019; Lochmann et al., 2019; Heller y Mumma, 2020; Dalhelberg et al., 2021; Foged y Van der Werf, 2023; Foged et al., 2023; Arendt et al., 2024). Por el contrario, las políticas restrictivas al acceso al empleo generan efectos negativos persistentes, con desventajas en el mercado laboral que continúan incluso después de que estas restricciones son eliminadas (Ahrens et al., 2023). Además, las políticas que retrasan los procesos de asilo agravan estos desafíos, resultando en desventajas significativas a largo plazo en los resultados laborales de los refugiados (Hainmueller et al., 2016; Hvidtfeldt et al., 2018; Fasani et al., 2021). Sobre la base de estos hallazgos, el programa de regularización de Colombia para migrantes forzados venezolanos constituye un ejemplo contundente de cómo permitir el acceso al mercado laboral puede generar beneficios generalizados. El programa, que otorgó a los migrantes movilidad plena, permisos de trabajo y acceso a servicios sociales, mejoró significativamente el bienestar de los migrantes forzados sin afectar negativamente a las comunidades de acogida. La investigación muestra que no hubo impactos adversos sobre el empleo, los salarios o la participación laboral de los trabajadores colombianos (Bahar et al., 2021). De manera similar, el programa no tuvo efectos significativos sobre los resultados electorales ni sobre la cohesión social, con votantes mayormente indiferentes a la política (Rozo et al., 2023). Por otro lado, los migrantes forzados se beneficiaron notablemente, experimentando un aumento del 48% en el consumo per cápita, un incremento del 22% en los ingresos mensuales, mejoras en la salud y mayor resiliencia durante la pandemia de COVID-19 (Ibáñez et al., 2024; Urbina et al., 2023). Entre otras ventajas adicionales se encuentran la reducción de la incidencia delictiva (Ibáñez et al., 2024) y una disminución en las tasas de fertilidad, atribuible a un mejor acceso a la planificación familiar y al aumento del emprendimiento entre los migrantes regularizados (Amuedo-Dorantes et al., 2023; Bahar et al., 2023). Sin embargo, persisten algunos desafíos. Muchos migrantes buscaron regularizarse principalmente para acceder a servicios de salud, lo que ha resultado en bajos niveles sostenidos de formalización laboral. Además, problemas como la degradación ocupacional continúan limitando el progreso (García-Suaza et al., 2024). De manera similar, en Kenia, la investigación de MacPherson y Sterck (2021) compara dos modelos de asistencia a refugiados: el asentamiento de Kalobeyei y el campo de refugiados de Kakuma. En Kakuma, los refugiados estaban confinados a campamentos con oportunidades limitadas para generar ingresos, dependiendo principalmente de raciones alimentarias en especie. En contraste, el modelo de Kalobeyei adoptó un enfoque orientado al desarrollo, reemplazando la mayoría de las raciones en especie por transferencias de dinero móvil a través del sistema Bamba Chakula y promoviendo la agricultura a pequeña escala. Los refugiados en Kalobeyei reportaron una mayor diversidad dietética, mejor seguridad alimentaria y una mayor ingesta calórica. Además, manifestaron un mayor grado de satisfacción y un sentimiento de independencia respecto de la ayuda humanitaria en comparación con los residentes de Kakuma. Sin embargo, pese a estos logros, el estudio no encontró efectos significativos sobre la acumulación de activos ni sobre el gasto no alimentario, lo que subraya los retos persistentes para fomentar una autosuficiencia económica más amplia en entornos de acogida con restricciones. Los programas que integran múltiples mecanismos de apoyo también muestran resultados prometedores. En Uganda, Ginn et al. (2024) evaluaron un programa que combinó transferencias monetarias con mentorías empresariales grupales para microemprendedores, incluidos refugiados. Estos grupos de mentoría fomentaron el apoyo entre pares y el intercambio de información, además de ofrecer incentivos para la colaboración. Los resultados mostraron mejoras significativas en los resultados comerciales y en las ganancias, siendo la mentoría especialmente beneficiosa para los participantes varones. Un enfoque similar en Dinamarca emparejó a refugiados con ocupaciones con escasez de mano de obra local y proporcionó capacitación básica en el puesto de trabajo (Foged et al., 2022). Esta iniciativa incrementó las tasas de empleo de los refugiados entre 5 y 6 puntos porcentuales en el primer año y en 10 puntos porcentuales después de dos años, resultando particularmente efectiva para refugiados varones y aquellos con cierto nivel de educación secundaria. Estos hallazgos demuestran el potencial de programas innovadores y multidimensionales para abordar la escasez de mano de obra al tiempo que se promueve la integración económica. c. Abordar el trauma: la importancia crítica de la salud mental en la integración de los refugiados Uno de los desafíos más relevantes que enfrentan los migrantes forzados a nivel global es la alta prevalencia de problemas de salud mental. Estas dificultades suelen derivarse de experiencias traumáticas en los países de origen, de trayectorias migratorias peligrosas y de la discriminación que sufren en las comunidades de acogida. La salud mental no solo es crítica para el bienestar general de las personas desplazadas, sino que también es clave para su integración exitosa en los mercados laborales. La mala salud mental conlleva importantes consecuencias económicas; investigaciones recientes muestran que un aumento de una desviación estándar en los niveles de malestar psicológico reduce en casi un 12% la probabilidad de empleo y en más del 20% las ganancias semanales de los refugiados (Dang et al., 2023). Abordar estos retos requiere de un sólido apoyo gubernamental y de intervenciones específicas que mitiguen los efectos negativos del malestar psicológico y faciliten una mejor integración. Se están desarrollando intervenciones prometedoras para enfrentar estos desafíos de salud mental y mejorar los resultados para los migrantes forzados y sus familias. Los programas de apoyo psicosocial y de crianza han demostrado tener un impacto positivo en el bienestar tanto de los cuidadores como de los niños. Por ejemplo, un programa psicosocial dirigido a madres refugiadas rohingya en Bangladés, que incluyó actividades de psicoeducación y juegos, redujo significativamente el trauma psicológico y la depresión de las madres, al tiempo que mejoró el desarrollo cognitivo, motor y emocional de sus hijos (Islam et al., 2024). De manera similar, en Colombia, un programa dirigido a cuidadores en contextos afectados por conflictos demostró que mejorar la salud mental de los cuidadores tiene un impacto directo en el desarrollo infantil temprano, fortaleciendo las interacciones cuidador-niño y reduciendo el estrés tóxico en los menores (Moya et al., 2024). Para superar las barreras de estigmatización que dificultan el acceso a la atención en salud mental, se han implementado enfoques innovadores. Un experimento de campo con refugiados sirios en Jordania demostró la eficacia de utilizar “emisores” pares para compartir información sobre servicios de salud mental. Esta estrategia mejoró significativamente la cobertura, aprovechando la “cobertura social” de los emisores, quienes, al revelar que recibían una compensación económica por compartir la información, lograron mitigar el estigma asociado (Smith, 2024). Este tipo de intervenciones pone de relieve la necesidad de abordar tanto las barreras psicológicas como las sociales que dificultan el acceso a la atención en salud mental para las poblaciones desplazadas, garantizando que estos servicios sean accesibles y culturalmente aceptables. d. Superar Divisiones: Estrategias para Fortalecer la Cohesión Social en las Dinámicas entre Refugiados y Comunidades Receptoras Otro desafío importante que enfrentan las poblaciones desplazadas por la fuerza es la discriminación y las actitudes negativas que suelen encontrar en las comunidades de acogida. Estas reacciones generan barreras para el acceso a oportunidades laborales, reducen el acceso a la educación y afectan negativamente la salud mental, lo que agrava aún más la vulnerabilidad de las personas desplazadas. Superar estos desafíos requiere diseñar y evaluar políticas que fortalezcan la cohesión social entre las comunidades anfitrionas y los migrantes forzados, promoviendo entornos donde ambos grupos puedan prosperar. Existen intervenciones prometedoras para reducir estereotipos y fomentar la inclusión que han mostrado un impacto significativo en diversos contextos. Por ejemplo, programas dirigidos a reducir sesgos en entornos escolares han demostrado ser efectivos. Evidenciar los sesgos implícitos de los docentes mediante la aplicación de Tests de Asociación Implícita (IAT) ha logrado reducir comportamientos discriminatorios en la evaluación académica. Los docentes que tomaron conciencia de sus propios estereotipos ajustaron su conducta en mayor medida que aquellos que solo recibieron mensajes generales sobre reducción de sesgos, cerrando así la brecha de calificaciones entre estudiantes nativos e inmigrantes (Alesina et al., 2024). De manera similar, en Turquía, programas de formación docente enfocados en la diversidad lograron reducir a la mitad la brecha de ausentismo entre estudiantes nativos y refugiados, con efectos que se mantuvieron durante el siguiente ciclo escolar. Estos hallazgos resaltan el papel clave de las iniciativas educativas para promover la inclusión y generar cambios sostenibles en la conciencia social de los sistemas escolares (Tumen et al., 2023). Más allá del ámbito educativo, el encuadre de la información sobre la ayuda humanitaria ha emergido como una estrategia poderosa para transformar percepciones. Investigaciones en Uganda y Kenia demuestran que vincular explícitamente las subvenciones para las comunidades anfitrionas a las políticas de integración de refugiados mejora las actitudes de las poblaciones locales hacia los refugiados. Este enfoque promueve una mayor aceptación y respaldo a políticas como el derecho al trabajo y la libertad de movimiento (Baseler et al., 2024). Las intervenciones basadas en la empatía también han mostrado resultados alentadores. Ejercicios de toma de perspectiva, en los que los participantes se ponen en el lugar de los refugiados, mejoraron significativamente los comportamientos inclusivos, como un mayor apoyo hacia los refugiados en Estados Unidos (Adida et al., 2018). De manera similar, en Colombia, intervenciones virtuales con narrativas audiovisuales y juegos interactivos fortalecieron la confianza y los comportamientos prosociales hacia los migrantes forzados venezolanos, ilustrando la viabilidad de enfoques empáticos de bajo costo y alta escalabilidad (Rozo y Rodríguez, 2024). Sin embargo, es importante señalar que la evidencia sobre la efectividad de la toma de perspectiva se basa principalmente en experimentos de encuesta, los cuales presentan limitaciones relacionadas con los posibles efectos de deseabilidad social. Futuras investigaciones deberían evaluar estas metodologías de reducción de prejuicios, como la toma de perspectiva, en entornos reales. Por otro lado, la efectividad del contacto intergrupal entre poblaciones desplazadas y comunidades receptoras muestra resultados mixtos. En Mozambique, el diálogo estructurado entre desplazados internos (IDP) y poblaciones anfitrionas mejoró de manera significativa la cohesión social. Los participantes de reuniones comunitarias conjuntas reportaron mayor tolerancia, reducción de actitudes discriminatorias y fortalecimiento de la confianza mutua en el corto y mediano plazo (Barros, 2024). En contraste, en Afganistán, un programa de formación vocacional que promovía el contacto prolongado entre grupos mediante actividades de desarrollo de habilidades no generó efectos significativos en las actitudes o comportamientos de la población local hacia los IDP, incluso tras una interacción extensa. Este hallazgo resalta la dificultad de superar estereotipos profundamente arraigados y la competencia por recursos en contextos de conflicto, donde el contacto sostenido, por sí solo, puede ser insuficiente (Zhou y Lyall, 2024). Evidencia reciente también señala las consecuencias no deseadas de los programas de ayuda que excluyen a las comunidades anfitrionas. Por ejemplo, en Jordania, un programa de subsidios de vivienda exclusivo para refugiados sirios deterioró las relaciones con sus vecinos jordanos. Las mejoras visibles en las condiciones habitacionales de los refugiados acentuaron la percepción de inequidad, reduciendo significativamente la cohesión social e incrementando el resentimiento hacia los beneficiarios de la ayuda (Tamim et al., 2024). En contraste, los programas que generan beneficios indirectos para las comunidades receptoras han logrado mitigar estas tensiones. En Líbano, las transferencias monetarias impulsaron el gasto local, mejorando indirectamente el bienestar de las comunidades anfitrionas y reduciendo la hostilidad hacia los refugiados (Lehman y Masterson, 2020). Asimismo, los programas inclusivos que benefician directamente tanto a refugiados como a comunidades de acogida —como los implementados en Mozambique— han mostrado efectos positivos sobre la confianza y la cohesión social. No obstante, estos avances son frágiles y vulnerables a choques externos, como desastres climáticos, que agravan la escasez de recursos y la competencia (Beltramo et al., 2023). Estos hallazgos subrayan la importancia de diseñar programas de ayuda que incorporen a las comunidades receptoras como actores clave. Los enfoques inclusivos no solo mejoran la cohesión social, sino que también fortalecen la sostenibilidad de las intervenciones humanitarias, reduciendo el riesgo de tensiones y garantizando un éxito más duradero. e. Principales Lecciones para los Formuladores de Políticas: Evidencia de la Segunda Generación La evidencia de segunda generación subraya la importancia de diseñar políticas que vayan más allá de la asistencia humanitaria de corto plazo para promover la resiliencia y la integración a largo plazo. Si bien la ayuda humanitaria es fundamental para cubrir necesidades inmediatas, debe complementarse con iniciativas que fomenten la autosuficiencia económica. La integración laboral ha demostrado ser transformadora, al generar mayores ingresos, mejorar la salud mental y reducir la dependencia de la ayuda. Modelos exitosos, como el programa de regularización en Colombia, evidencian el potencial de lograr resultados beneficiosos tanto para los migrantes como para las comunidades de acogida. Los desafíos en salud mental, que constituyen una barrera crítica para la integración de los refugiados, requieren intervenciones específicas que no solo mejoren el bienestar individual, sino que también fortalezcan la empleabilidad y la estabilidad comunitaria. Además, las políticas inclusivas que distribuyen los beneficios de la ayuda entre refugiados y poblaciones anfitrionas son esenciales para preservar la cohesión social. Ejemplos de Uganda y Líbano demuestran que, cuando ambos grupos perciben beneficios concretos, las tensiones disminuyen y la confianza se fortalece, lo que pone de relieve los riesgos de enfoques excluyentes que pueden profundizar las divisiones. VI. CONCLUSIONES Y POSIBLES LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN FÚTURA La literatura sobre desplazamiento forzado evidencia que no existe una solución única ni universalmente aplicable. Las políticas deben adaptarse a los recursos disponibles, a las capacidades institucionales y a los contextos socioculturales tanto de las poblaciones de acogida como de las personas desplazadas por la fuerza. Países como Colombia y Uganda han implementado modelos inclusivos que otorgan a los refugiados derechos laborales y acceso a servicios, mostrando el potencial transformador de este tipo de enfoques. De manera similar, Kenia y Etiopía avanzan hacia estrategias orientadas al desarrollo. En contraste, países como Jordania han optado por enfoques más graduales y prudentes, buscando equilibrar las necesidades inmediatas con la estabilidad a largo plazo. A pesar de estas diferencias, la evidencia disponible permite extraer varias lecciones comunes: 1. La ayuda humanitaria como puente hacia la autosuficiencia: La asistencia humanitaria inmediata es esencial para atender las necesidades urgentes de las poblaciones desplazadas por la fuerza; sin embargo, su efectividad es limitada si no se acompaña de mecanismos que faciliten la autosuficiencia en el mediano y largo plazo. Programas que combinan transferencias monetarias con oportunidades educativas, formación en habilidades y acceso al mercado laboral contribuyen a que las personas desplazadas reconstruyan sus vidas y aporten al desarrollo de las economías locales. Los modelos de Uganda y Colombia demuestran cómo la integración de la asistencia humanitaria con políticas basadas en derechos puede reducir la dependencia y fortalecer la resiliencia. 2. Modelos inclusivos para evitar el quebrantamiento social: Las políticas que excluyen a las comunidades receptoras de los beneficios de la ayuda corren el riesgo de generar resentimiento y debilitar la cohesión social. La evidencia sugiere que integrar el apoyo a los refugiados con inversiones paralelas en las comunidades anfitrionas —como infraestructura compartida o proyectos económicos conjuntos— contribuye a mitigar las tensiones y a fortalecer la confianza. Programas que incluyen explícitamente a ambos grupos, vinculando la asistencia a metas de desarrollo más amplias, han resultado particularmente exitosos en contextos como Uganda y Líbano para reducir la hostilidad y fomentar la cooperación. 3. Atención a la salud mental: Los problemas de salud mental representan uno de los desafíos más inevitables para las poblaciones desplazadas por la fuerza. Estas dificultades —derivadas de experiencias traumáticas y agravadas por las tensiones propias del desplazamiento— no solo afectan el bienestar individual, sino también obstaculizan la integración en las sociedades receptoras. Intervenciones prometedoras, como los programas de apoyo psicosocial dirigidos a cuidadores, destacan la importancia de enfoques holísticos que abordan las necesidades emocionales y psicológicas de las personas desplazadas y sus familias. 4. Combatir la discriminación: La discriminación es una barrera crítica que limita la integración efectiva de los desplazados forzosos. Estas poblaciones suelen enfrentar prejuicios y exclusión, lo que restringe su acceso a oportunidades y recursos. La promoción de entornos más inclusivos requiere la implementación de campañas de sensibilización, políticas públicas integradoras y estrategias que fomenten la toma de perspectiva y el contacto positivo entre grupos. Pese al avance sostenido de la investigación sobre desplazamiento forzado, persisten áreas críticas que requieren mayor atención. Una de ellas es el impacto sobre las comunidades de origen, donde la evidencia inicial apunta a consecuencias severas, tales como la disrupción de las economías locales, el debilitamiento de la cohesión social y la inestabilidad política. Comprender estas dinámicas es fundamental para mitigar daños a largo plazo y favorecer la recuperación de estas regiones. Igualmente prioritario es atender las vulnerabilidades específicas de los niños desplazados, cuya educación, salud mental y desarrollo integral se ven frecuentemente comprometidos por el desplazamiento. La formulación de estrategias específicas que protejan su bienestar es esencial para prevenir la formación de una “generación perdida” y fortalecer la resiliencia de las poblaciones desplazadas. Adicionalmente, resulta urgente ampliar la investigación sobre la efectividad de los programas dirigidos a desplazados internos y migrantes retornados, áreas donde la evidencia aún es limitada. Por último, los enfoques de género requieren una atención especial, particularmente para abordar los riesgos diferenciados que enfrentan las mujeres y niñas desplazadas, tales como la violencia de género y las barreras sistémicas para acceder a recursos esenciales. Intervenciones diseñadas a la medida son necesarias para garantizar que estos grupos reciban apoyo adecuado. La combinación innovadora de estrategias de integración laboral, intervenciones en salud mental y programas de fortalecimiento de la cohesión social ofrece un camino prometedor. Ampliar la investigación que permita testear, perfeccionar y escalar estas intervenciones en diversos contextos podría aportar soluciones eficaces y sostenibles. Avanzar en estas áreas contribuirá al diseño de políticas adaptativas, inclusivas y mejor equipadas para enfrentar los desafíos complejos y multifacéticos del desplazamiento forzado. REFERENCIAS Adema, W., Zhang, C., & Zhang, D. (2024). 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World Development, 166, Article 106203. https://doi.org/10.1016/j.worlddev.2023.106203 Apéndice A – Alcance de la revisión de la literatura La presente revisión de literatura se centra en investigaciones económicas que analizan tanto los resultados de las poblaciones refugiadas y desplazadas por la fuerza como los efectos de estos fenómenos sobre las comunidades de acogida. El objetivo de la revisión es abarcar de manera exhaustiva la literatura publicada a partir de 2010. Los estudios han sido clasificados en varias temáticas clave: firmas, precios y bienestar, mercado laboral, comunidades receptoras, cambio climático, educación, política, políticas de dispersión de solicitantes de asilo, revisiones de literatura, género, salud, vivienda, redes y cohesión social, y criminalidad. El proceso inició con una búsqueda general en Google Scholar, orientada a identificar trabajos fundamentales relacionados con poblaciones refugiadas y desplazadas por la fuerza a nivel global. Posteriormente, se realizó una búsqueda específica en las cinco principales revistas de economía —The American Economic Review, Econometrica, Journal of Political Economy, Quarterly Journal of Economics y Review of Economic Studies— con el fin de identificar estudios que abordaran temáticas relacionadas con refugiados. Sobre la base de estos hallazgos iniciales, la revisión se amplió para incluir revistas especializadas en migración y desarrollo. Las principales publicaciones consultadas fueron International Migration Review, Journal of Development Economics y Journal of Population Economics. Entre estas, el Journal of Development Economics se destacó como la fuente más prolífica de literatura económica sobre el tema. Asimismo, se utilizó la serie de documentos de trabajo del IZA Discussion Paper Series como recurso clave, dada su extensa colección de estudios preliminares sobre la materia. Muchos de los artículos identificados a través de IZA ya habían sido publicados posteriormente en revistas científicas arbitradas, lo que fortaleció la solidez y diversidad del conjunto de estudios revisados. Con el propósito de perfeccionar la cobertura de la revisión y garantizar su exhaustividad, también se analizaron las referencias bibliográficas citadas en cada uno de los artículos revisados para identificar estudios adicionales de relevancia directa para los objetivos de este trabajo. Todos los estudios identificados fueron incluidos en el Apéndice en línea que acompaña esta revisión. Apéndice B – Base de Datos sobre Políticas Mundiales de Refugiados y Asilo La base de datos World Refugee and Asylum Policies (DWRAP) es un conjunto de datos novedoso que recopila todas las leyes nacionales relevantes para las poblaciones desplazadas por la fuerza en una muestra de 205 países, abarcando el período de 1951 a 2022. Incluye un total de 951 leyes únicas a nivel nacional vinculadas a la migración. En concreto, DWRAP recoge políticas de jure relacionadas con el asilo y el desplazamiento forzado, proporcionando una medida objetiva al basarse en los textos legales, en lugar de en interpretaciones subjetivas sobre la implementación de dichas políticas. Durante la construcción de DWRAP, los países incluidos fueron seleccionados siguiendo la clasificación geográfica de las Naciones Unidas. La base de datos abarca la totalidad de las naciones pertenecientes a las siguientes regiones: África Oriental, África Central, África Septentrional, África Meridional, África Occidental, Asia Occidental, Asia Central y Asia Meridional. Las políticas de asilo y refugio se conceptualizan como un conjunto de disposiciones que regulan cinco dimensiones clave: (1) acceso, que refleja la facilidad de entrada y la seguridad del estatus legal; (2) servicios, referidos a la provisión de servicios públicos y asistencia social; (3) medios de vida, que contempla la posibilidad de trabajar y poseer propiedades; (4) movilidad, que aborda las políticas de confinamiento en campamentos; y (5) participación, que incluye las vías hacia la ciudadanía y los derechos políticos. Para cada ley, DWRAP codifica 54 disposiciones distribuidas en estas cinco dimensiones. Cada una de las 54 variables es medida en una escala ordinal, codificada con valores discretos de 0 a 3, donde puntajes más altos indican medidas de política más liberales. Por ejemplo, una puntuación de 2 refleja una medida más liberal que una puntuación de 1, y esta última es más liberal que una puntuación de 0. Para la agregación de estas disposiciones, se construyen índices mediante componentes principales, consolidando los datos desde las disposiciones individuales en 14 ejes de política, que a su vez se agrupan en las cinco dimensiones principales y, finalmente, en un índice general de política. Cada uno de estos índices es normalizado en un rango de 0 a 1, lo que facilita la comparación de los regímenes de política entre países y a lo largo del tiempo. A través de esta metodología, DWRAP ofrece una herramienta integral y estandarizada para el análisis comparado de las políticas de refugio y asilo a nivel global. Figura B1. Índice de Acceso Panel A. Evolución del Índice por Continente Panel B. Promedio del Índice entre 1951 y 2021 Notas: Los datos provienen de la base de datos World Refugee and Asylum Policies (DWRAP). El Panel A de la figura muestra la evolución del Índice de Acceso entre 1951 y 2021, desagregado por continente. El Panel B presenta el valor promedio del índice entre 1951 y 2021 a nivel de países. El Índice de Acceso es un índice de componentes principales que refleja la facilidad de entrada y la seguridad del estatus legal. El índice varía entre 0 y 1, donde valores más altos indican políticas más liberales. Figura B2. Índice de Acceso a Servicios Panel A. Evolución del Índice por Continente Panel B. Promedio del Índice entre 1951 y 2021 Notas: Los datos provienen de la base de datos World Refugee and Asylum Policies (DWRAP). El Panel A de la figura muestra la evolución del Índice de Acceso a Servicios entre 1951 y 2021, desagregado por continente. El Panel B presenta el valor promedio del índice entre 1951 y 2021 a nivel de países. El Índice de Acceso a Servicios abarca la provisión de servicios públicos y asistencia social. El índice varía entre 0 y 1, donde valores más altos indican políticas más liberales. Figura B3. Índice de Medios de Vida Panel A. Evolución del Índice por Continente Panel B. Promedio del Índice entre 1951 y 2021 Notas: Los datos provienen de la base de datos World Refugee and Asylum Policies (DWRAP). El Panel A de la figura muestra la evolución del Índice de Medios de Vida entre 1951 y 2021, desagregado por continente. El Panel B presenta el valor promedio del índice entre 1951 y 2021 a nivel de países. El Índice de Medios de Vida es un índice de componentes principales que refleja la capacidad de trabajar y poseer propiedades. El índice varía entre 0 y 1, donde valores más altos indican políticas más liberales. Figura B4. Índice de Políticas de Movilidad Panel A. Evolución del Índice por Continente Panel B. Promedio del Índice entre 1951 y 2021 Notas: Los datos provienen de la base de datos World Refugee and Asylum Policies (DWRAP). El Panel A de la figura muestra la evolución del Índice de Movilidad entre 1951 y 2021, desagregado por continente. El Panel B presenta el valor promedio del índice entre 1951 y 2021 a nivel de países. El Índice de Movilidad es un índice de componentes principales que refleja las políticas de confinamiento en campamentos. El índice varía entre 0 y 1, donde valores más altos indican políticas más liberales. Figura B5. Índice de Derechos Políticos Panel A. Evolución del Índice por Continente Panel B. Promedio del Índice entre 1951 y 2021 Notes: Los datos provienen de la base de datos World Refugee and Asylum Policies (DWRAP). El Panel A de la figura muestra la evolución del Índice de Derechos Políticos entre 1951 y 2021, desagregado por continente. El Panel B presenta el valor promedio del índice entre 1951 y 2021 a nivel de países. El Índice de Derechos Políticos es un índice de componentes principales que abarca la participación política, incluyendo la ciudadanía y los derechos políticos. El índice varía entre 0 y 1, donde valores más altos indican políticas más liberales.