De la infección a la inflación: LAS CRISIS MUNDIALES GOLPEAN DURAMENTE A LOS HOGARES POBRES Y VULNERABLES DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE De la infección a la inflación: LAS CRISIS MUNDIALES GOLPEAN DURAMENTE A LOS HOGARES POBRES Y VULNERABLES DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE Equipo de ALC para el Desarrollo Estadístico: Actualización regional sobre pobreza y desigualdad Práctica Global de Pobreza y Equidad De la infección a la inflación: Las crisis mundiales golpean duramente a los hogares pobres y vulnerables de América Latina y el Caribe © 2023 Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento/Banco Mundial 1818 H Street NW Washington, DC 20433 Teléfono: 202-473-1000 Internet: www.worldbank.org El presente documento ha sido realizado por el personal del Banco Mundial, con aportaciones externas. Las opiniones, las interpretaciones y las conclusiones aquí expresadas no son necesariamente reflejo de la opinión del Banco Mundial, de su Directorio Ejecutivo ni de los países representados por este. El Banco Mundial no garantiza la exactitud de los datos que figuran en esta publicación. Las fron- teras, los colores, las denominaciones y demás datos que aparecen en los mapas de este documento no implican juicio alguno, por parte del Banco Mundial, sobre la condición jurídica de ninguno de los territorios, ni la aprobación o aceptación de tales fronteras. Derechos y autorizaciones - Esta publicación está sujeta a derechos de autor. Dado a que el Banco Mundial fomenta la difusión de su conocimiento, este trabajo puede reproducirse, en su totalidad o en parte, con fines no comerciales, siempre que se dé la atribución total a este trabajo. 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Como ejemplos de componentes se puede mencionar los cuadros, los gráficos o las imágenes. Diseño e ilustraciones: Manthra Comunicación AGRADECIMIENTOS Este reporte fue producido por la Práctica Global de Pobreza y Equidad para la región de América Latina y el Caribe del Banco Mundial. El estudio fue elaborado bajo el liderazgo de Sergio Olivieri por un equipo de trabajo compuesto por Ivan Gachet, Diana Sanchez Castro, Jaime Fernandez, Kelly Montoya, Karen Barreto Herrera, Cicero Braga y Hernán Winkler. Este documento ha sido editado y enriquecido por Oli- ver Balch. Pamela Gunio y Ana Carolina Leguizamo proporcionaron excepcional apoyo administrativo. El equipo trabajó bajo la supervisión y dirección de Ximena del Carpio (anterior Gerente de Práctica, ELCPV) y Carlos Rodriguez-Castelan (actual Gerente de Práctica, ELCPV). El equipo agradece los comentarios recibidos como parte del proceso de revisión interno por parte de Nandini Krishnan (Economista Principal, GPV03), Christoph Lakner (Gerente de Programa, DECIS) y Marcela Melendez (Asesora Senior, LCRCE); y las recomendaciones de David Sislen (Gerente de Práctica, SLCUR), Maria Gonzalez (Gerente de Programa, SLCSO) y Hugo Ñopo (Economista Senior, ELCPV). El documento también se benefició de insumos específicos de diferentes países recibidos por parte de Maria Davalos, Alejandro De la Fuente, Jacobus Joost De Hoop, Roy Katayama, Gabriel Lara Ibarra, Monica Robayo, Lourdes Rodriguez Chamussy, Gustavo Canavire, Javier Romero, Luciana De la Flor Giuffra, Vincenzo Di Maro, Carolina Mejia-Mantilla, Eliana Rubiano, Trinidad Saavedra Facusse, Mariel Siravegna, Agustin Arakaki, Ricardo Campante, Kiyomi Cadena, Christian Gomez Canon, Juan Manuel Monroy, Ana Rivadeneira, Fabio Saia Cereda, Diego Tuzman, Erika Schutt, Angela Lopez, Sofia Hidalgo, Silvia Granados, Luigi Butron, Constanza Vergara, Leah Arabella y Luis Flores. Los hallazgos, interpretaciones y conclusiones presentados en este trabajo no necesariamente reflejan la opinión del Banco Mundial, su Directorio Ejecutivo o los gobiernos que representa. El Banco Mundial no garantiza la exactitud de la información presentada en este trabajo. Por consiguiente, nada de lo que aquí se señala constituirá o será interpretado o considerado como una limitación o una renuncia a los privilegios e inmunidad del Banco Mundial, los cuales se reservan específicamente. Las cifras presentadas en este resumen se basan en dos esfuerzos regionales de armonización de datos conocidos como la Base de Datos Socioeconómicos para América Latina y el Caribe (SEDLAC, por sus siglas en inglés) y la Base de Datos Laboral para América Latina y el Caribe (LABLAC, por sus siglas en inglés), esfuerzos conjuntos del Banco Mundial y el Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Socia- les (CEDLAS) de la Universidad Nacional de La Plata en Argentina. Estas armonizaciones mejoran la comparabilidad entre países de resultados específicos de las encuestas oficiales laborales y de hogares, por esa razón, las cifras discutidas aquí pueden diferir de las estadísticas oficiales reportadas por los gobiernos y las oficinas nacionales de estadística. Tales diferencias no deben interpretarse de ningu- na manera como una afirmación de superioridad metodológica porque ambos conjuntos de números sirven a los mismos objetivos importantes: comparabilidad regional y la mejor representación posible de los hechos de países individuales. El agregado de bienestar utilizado en este estudio se basa en el ingreso familiar. De la infección a la inflación: Las crisis mundiales golpean duramente a los hogares pobres y vulnerables de América Latina y el Caribe RESUMEN EJECUTIVO América Latina y el Caribe (ALC) ha enfrentado retos extraordinarios en los últimos tres años que han revertido los avances socioeconómicos obtenidos en las dos décadas anteriores. La pandemia de la Covid-19, el lento crecimiento económico, las restricciones fiscales acompañadas del au- mento en la presión sobre la deuda, las presiones inflacionistas y los efectos colaterales de la invasión rusa sobre Ucrania han generado pérdidas importantes en la región. Estos choques han afectado prin- cipalmente a las hogares más pobres y vulnerables, aumentando la pobreza y la desigualdad y expul- sando a millones de personas de la clase media. Sin embargo, la región ha sido resiliente a estas crisis y ha emprendido una senda de recuperación, pero de manera desigual. Para finales de 2022, los mercados laborales habían mejorado, la pobreza había disminuido y la clase media se había recuperado, a pesar de las fluctuaciones en el crecimiento económico y de la inestabilidad política a lo largo de la región. Aun así, muchos países de ALC no han recuperado completamente sus condiciones socioeconómicas previas a la pandemia, por lo que un análisis más detallado sobre los impactos distributivos durante estos años ayudaría a identificar oportunidades. La pandemia de la COVID-19 tuvo graves impactos en la salud y generó un retroceso en muchos de los logros socioeconómicos de la región. El Producto Interno Bruto (PIB) se contrajo un 6,4 por ciento en 2020, causando dificultades a todos los hogares excepto a los más ricos, y aumentando la desigualdad. El impacto socioeconómico de la pandemia se produjo tras varios años de crecimiento económico mesurado, debilitando la capacidad de reacción de los gobiernos de la región. Los trabajadores poco calificados, las mujeres y los trabajadores en sectores informales fueron los más afectados por el cho- que económico de la COVID-19; entre los trabajadores adultos, cerca de uno de cada diez (8,3%) perdió su empleo. Durante la pandemia, alrededor de 19 millones de personas cayeron de nuevo en la pobreza, so- bre todo en las zonas urbanas. Las condiciones de vida de las poblaciones pobres también se deterioraron, y en Perú, por ejemplo, se registró un considerable aumento en la brecha de pobreza. Este aumento en la pobreza se produjo a pesar de los impresionantes esfuerzos de los gobiernos por amortiguar los efectos negativos de la COVID-19 sobre los medios de subsistencia de la población. La única excepción notable fue Brasil, donde un exitoso programa social de transferencias monetarias compensó casi toda la pérdida de ingresos experimentada por los hogares pobres. Una consecuencia positiva inesperada de la pandemia fue el aumento del uso de internet, el cual se observó con más fuerza en la banca digital. Este cambio de comportamiento ayudó a fomentar la inclusión financiera, no obstante, el acceso a Internet sigue estando lejos de ser universal o de estar distribuido uniformemente. La ruptura sin precedentes que causó la pandemia de la COVID-19 sobre la educación y la salud en ALC dejará cicatrices duraderas en la acumulación de capital humano y en el bienestar de toda una generación. Durante la pandemia, los niños de toda la región sufrieron graves interrupciones en su proceso de aprendizaje, con más del 75 por ciento del tiempo total de instrucción perdido debido al cierre de las escuelas. Tanto padres como gobiernos intentaron ofrecer oportunidades alternativas de es- colarización, pero las pérdidas en el aprendizaje continuaron siendo graves, especialmente para los niños de hogares pobres. Además, el aumento en la escasez de alimentos repercutió en el desarrollo físico y cognitivo de muchos niños, por lo que se espera que aumente el nivel de retraso en el desarrollo infantil. Es probable que el efecto combinado de estos dos choques, en educación y salud, genere una reducción de los ingresos laborales futuros de la cohorte que actualmente se encuentra en edad escolar. Se prevé que esta cohorte devengue un 6,4 por ciento menos de lo que habrían ganado de no ser por la pandemia, debido únicamente a las pérdidas de aprendizaje. Se estima que esta reducción de ingresos se traducirá en un incremento en las tasas de pobreza de alrededor de 1,7 puntos porcentuales, lo que equivale cinco millones de personas más cayendo en la pobreza. Un año después del inicio de la COVID-19, la región se está recuperando, aunque no con la rapidez suficiente para dejar atrás los peores efectos de la pandemia. Una combinación de acceso desigual a las vacunas, medidas de contención esporádicas y un mercado laboral debilitado ha impedido que los niveles de bienestar vuelvan a los niveles que se tenían antes de la pandemia. Para 2021 ya se había recuperado una parte de los nueve millones de puestos de trabajo perdidos du- rante la pandemia, pero los niveles de empleo siguen estando 3,1 puntos porcentuales por debajo del periodo inmediatamente anterior a la pandemia. Además, muchos de los empleos recuperados son de menor calidad que los que se tenían antes. En particular, ha aumentado el nivel de empleo como cuenta propia o independiente y la informalidad, mientras que el trabajo formal se ha desplazado del empleo seguro de las grandes empresas al empleo inestable de las pequeñas firmas. En el largo plazo, esto puede tener efectos negativos en la productividad de la región, así como también en la demanda de mano de obra. De forma más inmediata, los hogares están experimentando un continuo deterioro de sus niveles de bienestar. Las restricciones fiscales han reducido la capacidad de los gobiernos para realizar transferencias públicas (las cuales ayudaron a mitigar algunos de los peores efectos de la pan- demia, especialmente en Brasil), mientras que las remesas privadas también han disminuido. Como resultado, muchos hogares pobres luchan por satisfacer sus necesidades básicas, y aunque la pobreza se redujo en 2021, unos diez millones de personas más siguieron empobrecidas. Por otra parte, la pan- demia también erosionó sus activos financieros, dejándoles con menor capacidad para hacer frente a crisis futuras. Esta situación contrasta con la experiencia de la población en el quintil más rico, la cual se recuperó rápidamente ampliando la ya considerable brecha económica de la región. Los efectos en cadena de los acontecimientos mundiales han obstaculizado la recuperación de ALC en las primeras etapas del periodo pospandémico. La invasión a Ucrania por parte de Rusia a principios de 2022 tuvo repercusión sobre los precios internacionales de los combustibles y de los alimen- tos provocando que la inflación media de la región alcance el 8,9 por ciento (excluyendo Argentina). Este aumento considerable en los precios esta aminorando el poder adquisitivo de los hogares y ha provocado que la calidad (pero no la cantidad) del empleo se mantenga por debajo de los niveles previstos ante- riormente. Los hogares pobres son especialmente vulnerables a la luz de la inseguridad alimentaria y la reducción de ahorros que experimentaron durante la pandemia. Por otra parte, el aumento de los precios de los productos básicos ha beneficiado en cierta medida a los hogares productores netos de alimentos, pero esta ganancia se ha visto contrarrestada (en parte o en su totalidad) por el consiguiente aumento de los costos de los insumos de producción, particularmente en el caso de los fertilizantes. Al mismo tiempo, los países de ALC tienen un margen fiscal limitado para programas sociales adicionales. En consecuencia, se prevé que los niveles de pobreza alcancen el 31,0 por ciento en 2022 (excluyendo Brasil), suponiendo así un aumento de 1,3 puntos porcentuales con respecto a los niveles de 2019 (equivalente a unos ocho millones de personas). También se espera que se acrecente la desigualdad, con un aumento previsto de medio punto en el coeficiente de Gini en comparación con el período anterior al conflicto en Ucrania. De la infección a la inflación: Las crisis mundiales golpean duramente a los hogares pobres y vulnerables de América Latina y el Caribe Bajo el débil panorama económico, en el 2023 mejorarán ligeramente el empleo y los ingresos laborales, pero la pobreza aún se mantendrá por encima de los niveles previos a la pandemia. En promedio, se espera que el empleo en ALC se sitúe un 0,9 por ciento por encima del nivel de empleo total en 2019, lo que representa una creación de aproximadamente 1,5 millones de puestos de trabajo en toda la región. Esta creación de empleo irá acompañada de una menor calidad, dejando a muchos trabajadores expuestos a mayores niveles de vulnerabilidad y a choques de ingreso. Además, el ingreso laboral medio aumentaría ligeramente (0,3 por ciento), lo cual será insuficiente para alcanzar el nivel de ingreso laboral medio previo a la pandemia (es decir, se ubicará un tres por ciento por debajo de sus niveles prepandemia). Excluyendo a Brasil, se espera que la tasa de pobreza medida con la línea de 6,85 dólares al día (en PPA de 2017) se reduzcan 0,2 puntos porcentuales, sacando a 300.000 individuos de la pobreza en 2023. Considerando Brasil, también se espera que las tasas de pobreza se reduzcan del 28,6 por ciento en 2022 al 28,3 por ciento en 2023, pero el nivel de pobreza se mantendrá por encima del nivel prepan- demia (1,1 puntos porcentuales excluyendo Brasil y 0,1 puntos porcentuales incluyendo Brasil). También se espera una ligera recuperación de la clase media en 2023, aunque las cifras totales seguirán por debajo de los niveles prepandémicos. Excluyendo Brasil, la clase media aumentará ligeramente del 34,3 por ciento en 2022 al 34,5 por ciento en 2023, 1,5 puntos porcentuales por debajo de los niveles prepandémicos; y si se incluye Brasil, se espera que la clase media disminuya en 0,1 puntos porcentuales, del 37,1 por ciento en 2022 al 37,0 por ciento en 2023, con aproximadamente un millón de personas quedando fuera de este segmento de población. A pesar de los desafíos pendientes, ALC tiene potencial para superarlos en sus áreas tradi- cionales de ventaja comparativa y puede aprovechar las oportunidades derivadas de un cre- cimiento verde sólido. Como se muestra en el informe El potencial de la Integración: Oportunidades en una Economía Global Cambiante, la región necesita complementar las reformas estructurales a largo plazo para reducir el riesgo sistémico, elevar el nivel y la calidad de la educación, invertir en infraestructuras y garantizar el buen funcionamiento de los mercados financieros con un enfoque integral para incorporar la región en la economía mundial, especialmente en los mercados estadounidense y europeo. Adicional- mente, la transición a la economía verde podría ser una oportunidad para mejorar el bienestar en la región mediante la creación de nuevos empleos de calidad, la mejora de los ingresos laborales y la contribución a la reducción de la pobreza, por lo que es necesario que se aproveche la ventaja comparativa en este ámbito. Sin embargo, esta transición conlleva a un cambio significativo en los mercados laborales de los países de ALC, el cual creará nuevos puestos de trabajo, pero al mismo tiempo puede destruir empleos y desplazar trabajadores en muchos sectores. Este proceso exigirá inversiones en capital humano para la formación y la recalificación de los trabajadores hacía el crecimiento verde, y a su vez, requerirá de un buen diseño e implementación de programas sociales que protejan a los más vulnerables durante la transición (por ejemplo, programas activos del mercado laboral), e incentiven a los trabajadores informales a trasla- darse a las nuevas empresas productivas dedicadas a las tecnologías verdes.